miércoles, 22 de febrero de 2017

CARNAVAL DE ALTSASUA. TELURICA MAGIA INVERNAL

MOMOTXORROS DE ALTSASU

En el atardecer del martes de carnaval, una aterradora comitiva, toma por asalto las calles de la localidad de Altsasua, que se ubica en el valle navarro de La Burunda. Bajo la atenta mirada de las mágicas sierras de Aralar, Urbasa y Andía, extraños personajes se dedican a asustar a quien se acerque a este pequeño pueblo, sembrando el caos y el espanto por sus calles. 

SIERRAS DE ANDIA Y URBASA DESDE ARALAR

Es un carnaval terrorífico, fantasmagórico, brutal, pero que nos ofrece la posibilidad de sumergirnos, de ser participes directos, de un rito heredado de los tiempos neolíticos, en el que, probablemente, el toro sería su principal protagonista. Es una fiesta que hunde sus telúricas raíces en lo más profundo de nuestra vieja cultura, de hecho sus orígenes son totalmente desconocidos, pero sus múltiples personajes, cada pequeño detalle de sus vestimentas y gestos, sus danzas y alaridos, encierran secretos que nos trasladan a tiempos y creencias muy lejanas, a un mundo ya desaparecido. Todo ello, nos habla de rituales de fecundidad, del deseo de despertar a la naturaleza de su letargo invernal, de ritos de iniciación, de secretos que tenían una base muy profunda, que fueron concebidos con un fin concreto, un fin muy distinto al que hoy nos mueve a celebrar estas fiestas. Pero caminemos despacio, sin prisa por los carnavales de Altsasua, dejémonos embaucar por su arcaico susurro, permitamos que nos cuente sus viejas historias, seamos participes de sus telúricos misterios, la experiencia será inolvidable, te lo garantizo.

MOMOTXORRO

Este carnaval se perdió allá por la década de los años 30 del pasado siglo y posteriormente, fue recuperado por gentes como Enrike Zelaia, Saturnino Leoz o José Javier Aguirrebengoa, entre otros. En palabras del propio Enrike Zelaia, estos entusiastas, recorrieron las viejas cocinas alsasuarras, recopilando informaciones de las gentes de más edad de la localidad, el resultado fue magnifico, consiguieron que el viejo carnaval se retomara en el año 1982, con algunas novedades.

MOMOTXORRO

Los protagonistas principales del carnaval de Altsasua, y también los que primeros que llaman la atención del visitante, son los “momotxorroak”. Es este un personaje totémico de aspecto taurino, impresionante, profundamente aterrador, sobrecogedor, cuyos orígenes son desconocidos. Su nombre podría derivar del dios Momo, quien en la mitología griega representaba el sarcasmo y las burlas, pudiéndose enlazar, quizás, con el dios romano Marte. Estos personajes, se asemejan a otros que se dan en diversos carnavales de la vieja Europa, como los de Cerdeña o Bulgaria. Más cerca de casa, encontramos similitudes en carnavales rurales, que tienen lugar en diferentes puntos de la cornisa cantábrica, en Galicia por ejemplo, son llamados “zamarreros”, en Asturias “zamarrones” y “guiros” y “campaneiros” en la zona leonesa de La Maragatería, por cierto tres zonas, estas, de profundas raigambres celtas. También se encuentran en el área pirenaica, tanto en Huesca, como es el caso del personaje Carnabal,  de Torla, o los Barbacans del valle de Arán, por poner un par de ejemplos. 

MOMOTXORRO

Lo más llamativo de la vestimenta de los momotxorros, es un cesto llamado “jaiskitxo”que se colocan en la cabeza, del cual salen dos impresionantes cuernos, en la parte frontal. Sobre este cesto, colocan un “ipuruko”, que oculta el rostro tiznado del momotxorro. 

IPURUKO SOBRE EL JAISKITXO

Este ipuruko, es una pieza de cuero con tachuelas del que cuelga pelo de caballo y lanas rojas, igual a la que se colocaban en las parejas de bueyes que araban nuestras tierras de labor, en un pasado no tan lejano. En la parte trasera, cuelgan del cesto una enorme piel de oveja llamada “narrua”, y que sujetan a la cintura con un cinturón “gerriko”, de esta piel penden diversos cencerros “farasortak” 

FARASORTAK

enlazando con otros carnavales vascos como los de Ituren y Zubieta


IOALDUNES DE ZUBIETA

En el pecho una tela blanca ensangrentada, pantalones de mahón con calcetines y abarcas “zatas”, completan la indumentaria del momotxorro. En su mano un “sarde” una especie de horquilla también ensangrentada, con la que azuzaran a los espectadores. 
Los cencerros, al igual que sucede en otros carnavales rurales, tendrían la función de ahuyentar con sus sonidos a las plagas, a la peste, a las brujas, y a los malos espíritus, despertando a su vez a la naturaleza tras su periplo invernal. De esta forma el hombre prehistórico pretendía vencer un atávico temor, ya que durante muchas lunas, el sol no lucia en el cielo y si lo hacia era sin fuerza, la naturaleza, la tierra, generadora de vida y alimentos estaba dormida, por lo tanto, tenían que despertarla, para lo que ideo una serie de diferentes ritos, en los que se englobarían los viejos carnavales rurales.
Las crines de caballo, podrían tener un carácter protector y purificador, quizás sean ellas el nexo de unión, formado por etéreos hilos, con los caballos pintados en nuestras cuevas prehistóricas. Quien sabe, tan solo es una idea, pero me gusta pensar que es así, una forma sutil, tal vez, de rozar con la punta de los dedos nuestro pasado más remoto, un vínculo invisible que nos une a aquellos hombres y mujeres, antiguos antepasados nuestros. No es el único carnaval donde se utiliza pelo de caballo, los “yoaldunes” del carnaval de Ituren y Zubieta, lo llevan en sus hisopos con los que acarician el suelo intentando despertar a la naturaleza.
El sarde, podría tener parecido fin, pues con él golpean el suelo, pero también pudiera tener un sentido de fertilidad, en Galicia, por ejemplo, se utilizaban para azuzar a las mozas casaderas para asegurar así, una cuantiosa prole.

MOMOTXORRO CON EL SARDE

La sangre pudiera representar la protección de los habitantes del pueblo que el mágico ser, el tótem, realiza.
Otros personajes completan la comitiva, uno de ellos es la conocida como “ereintza”, la siembra, que se da, así mismo, en otros muchos carnavales vascos. La forman seis miembros, dos van uncidos a un yugo “golda, o arado romano”, como si fuesen animales de labranza, otro hombre se coloca delante de ellos y los va dirigiendo con una herramienta llamada “pertika”, tras de ellos otro dirige el arado y dos mas portan un caldero lleno de ceniza, que van lanzando en los supuestos surcos abiertos por el arado. 

EREINTZA

Esta parte del carnaval nos habla directamente de una intencionalidad de fertilización de los campos, la ceniza se ha utilizado desde antiguo para fertilizar y purificar los campos, lavar las ropas e incluso como antibiótico en heridas. Además, tanto el arado como la ceniza, pretenden estimular la energía del nuevo año que renace.
Los “juantranposos”, 

JUANTRANPOSO

son personajes muy antiguos y de uso igualmente en varios carnavales del ámbito rural vasco, quizás el lugar donde este personaje se ha hecho más famoso sea en la localidad navarra de Lantz, donde en su interesantísimo carnaval se le denomina como “Ziripot”, 

ZIRIPOT Y ZALDIKO EN LANTZ

sin olvidar los “Zaku-zaharrak” de Lesaka. 

ZAKU ZAHARRAK EN LESAKA

Se trata de un personaje vestido con telas de saco rellenas de “borrostoak”, las hojas que cubren las mazorcas de maíz, si bien también se puede rellenar con paja o hierba, cuyos movimientos son torpes como consecuencia de su estrafalaria vestimenta. En la cabeza porta un sombrero de paja y su cara se cubre con un paño en ocasiones decorado con puntillas. En los personajes alsasuarras, a diferencia de otros carnavales donde encontramos este personaje, llevan un alambre en espiral, colocado en la parte trasera y del que cuelga un mechón de lana de oveja. Se dice que los juantranposos eran fantasmas o criminales que habían muerto de forma violenta. Hay quien ha querido ver en esta figura la representación de la metamorfosis humana.Otros personajes se han ido añadiendo a la comitiva, como la pareja de novios que portando el arreo y que representan una boda. Las “maskaritak” que llevan sobre su cabeza unas sobrecamas fruncidas a modo de capa, cubren su cara con una puntilla, completando su disfraz un pantalón de mahón al modo bombacho y abarcas con calcetines.
No falta en el desfile el “akerra”, el macho cabrio que representa al diablo, un muchacho ataviado con pieles curtidas porta en su cabeza una enorme cornamenta de cabrón. En su cintura lleva también cencerros, y exhibe en su parte delantera unos poderosos genitales masculinos, en su mano luce una vara de madera en la que se ensarta un cráneo de macho cabrio. Se encarga de encender la hoguera en la que se celebrara el akelarre, le acompañan numerosas “sorginak” o brujas.

AKERRA

Todos estos personajes toman parte del carnaval de Altsasua, pero veamos como se desarrolla.
El martes de carnaval a la tarde los hombres y mujeres, protagonistas de la fiesta, van acercándose al polideportivo de la localidad, donde se vestirán para la ocasión y desde donde partirá la comitiva carnavalera. Cuando los momotxorros inician su ritual de preparación, comienza un espectáculo sublime, cargado de matices, despacio se van colocando cada uno de los elementos de sus vestimentas, se embadurnan con sangre animal la cara, brazos, sarde y vestimenta, la tensión, una tensión profundamente telúrica, ancestral se respira en el ambiente. 

MOMOTXORRO PREPARANDOSE

Poco a poco todos los participantes del carnaval van acercándose a la puerta metálica que cierra el patio del complejo deportivo, un cohete marca el momento álgido del inicio de la fiesta, 

A PUNTO DE SALIR

la puerta se abre y decenas de momotxorros salen en desbandada, recordando la salida de los toros en un encierro. 

MOMOTXORRO

Corren atemorizando en un caos impresionante, a quien encuentran en su camino, lanzando alaridos, haciendo sonar los cencerros y golpeando el suelo y azuzado con los sardes a los presentes. Es un momento mágico, de alguna manera estamos inmersos de lleno en un ritual prehistórico, que nos conecta directamente con nuestro ser más arcaico, con nuestro yo más ancestral.


MOMOTXORRO

En determinados lugares del recorrido, un momotxorro hace sonar un cuerno, a modo de llamada, a la que acuden todos los demás miembros de la manada. Comienza entonces la sobrecogedora “momotxorroen-dantza”, la danza de los momotxorros. Es realmente impresionante ver a todos esos seres totémicos danzando en la penumbra de la noche, al son de este baile incorporado por Enrike Zelaia. Hacen sonar sus cencerros, giran sobre si mismos, lanzan patadas al aire, amenazan al espectador o emiten gritos aterradores, la sangre, las horcas todo embulle al espectador en un momento extraordinario.

MOMOTXORROEN-DANTZA


MOMOTXORROEN-DANTZA

En un lugar concreto, el akerra enciende el fuego alrededor del que danzaran los momotxorros, mientras los Juantramposos se dedican a empujar con sus torpes movimientos, y el resto de personajes realizan sus atribuciones. El recorrido continúa hasta llegar a la plaza del pueblo, donde los momotxorros entran en estampida como los auténticos animales salvajes que representan, y allí alrededor del quiosco de música, danzaran un multitudinario “ingurutxo”.

MOMOTXORROS JUNTO AL FUEGO


Todo esto y más es el viejo carnaval de Altsasua, uno de los más interesantes de cuantos podemos encontrar en la antigua tierra de los vascos. Una gran cantidad de símbolos, de datos que nos hablan de viejos rituales de origen pagano, que se pierden en los tiempos y cuya interpretación es hoy en día imposible, pero hay siguen guardados fielmente por el subconsciente colectivo, al alcance de nuestra mano. Esto es tan solo una descripción, pero no lo dudes, amigo lector, la mejor forma de conocerlos, es estar allí, disfrutarlos, vivirlos, y en definitiva, sentirlos.